DÍA 4. TREKKING EIN AKEV (DESIERTO DEL NEGUEV)

El cuarto día prometía, se despertó súper fotogénico y con ganas de que le hiciéramos una amplia sesión de fotos, y no le decepcionamos porque así hicimos.

La duración estimada de la ruta Ein Akev es de 6 – 7h con tranquilidad y comiendo a mitad de camino (en Ein Akev). El acceso se hace por el parque nacional de Ein Avdat, próximo a Midreshet Ben – Gurion, donde se encuentran enterrados los restos del primer ministro de Israel. En el lugar de acceso hay mapas y te explican las rutas. Nosotros entramos con el coche y tuvimos cierta confusión en el acceso, y seguramente la empleada todavía se acuerda con cariño de nosotros por la fila que armamos. La chica nos cobró y, cuando nos empezó a explicar “una ruta” con “un mapa”, nos dimos cuenta de que nuestra caminata era otra. Se lo hicimos saber, guardó el mapa, deshizo la transacción, nos devolvió el dinero y nos dio otro mapa con información condensada en tiempo récord. Conclusión, la entrada a Ein Akev es gratuita, avísalo con antelación, ya que por entrar al parque natural sí cobran.

Trekking Ein Akev Loop, desierto de Neguev, Israel
Trekking Ein Akev Loop

Bajamos por unas curvas sinuosas hasta el aparcamiento. Una vez aquí nos encontramos con un patrón de fauna que se repite independientemente del país: los domingueros. Ahí estaban ellos, una familia de 25 personas con más niños que adultos correteando y gritando. Esa imagen de la soledad y tranquilidad del desierto se esfumó por completo cuando una cría se subió a una roca y empezó a vociferar por encima de su capacidad pulmonar y digámoslo, de mi paciencia. Decidimos iniciar la marcha lo antes posible confiando en que los niños se desinflaran pronto, aunque la energía de la niña me fascinó por encima de cualquier otro de sus amigos, primos o hermanos.

Ein Akev Loop, Neguev, Israel

Cogimos el sendero con las marcas verdes. La aventura comenzó con una subida de pendiente considerable que pone a tono tus gemelos y deja atrás cualquier atisbo de presencia infantil. Una vez arriba teníamos ante nosotros las vistas del valle Zin y del wadi de mismo nombre. Un poco más adelante llegamos hasta el campamento beduino, realmente un chamizo de postes de madera cubierto con plásticos donde una mujer de poquitos dientes nos ofreció un té. Proseguimos la marcha sin parar hasta que llegamos al cañón Akev e hicimos un alto para disfrutar las espectaculares vistas. Sobre nuestras cabezas volaban buitres catalanes. Me explico. Ante el riesgo de extinción de estos carroñeros (los buitres, no los catalanes), el gobierno israelí decidió reintroducir este ave haciéndola traer desde lugares como Cataluña. La especie en concreto es el buitre leonado, los cuales nos hicieron más de una exhibición con el cañón como escenario de fondo, nada que envidiar a la puesta en escena practicada por los aviones del aeródromo de Cuatro Vientos.

Trekking Ein Akev, desierto de Neguev, Israel
Trekking Ein Akev

Trekking Ein Akev, desierto de Neguev, Israel

Buitre leonado, Neguev, Israel

Llegamos al wadi Ein Akev con el sol sobre nuestras cabezas sustituyendo a los buitres. Aquí nos encontramos con el resto de domingueros, organizados en grupos de varias personas, algunas de las cuales bañaban sus cuerpos con ropa interior en un par de pozas sitas al pie del cañón. Comimos antes de bajar a la zona de baño por unos agarres metálicos a modo de escalera. Las vistas merecían la pena desde lo alto. Encontramos un sitio junto al manantial del wadi donde desplegar las viandas, al resguardo del calor y del jolgorio. Cuando nos habíamos saciado de comida y de vistas, bajamos. El lugar tenía su encanto, aunque la presencia de tantos de nuestra especie, nosotros incluidos claro, le quitaba la gracia. No obstante, no nos podíamos quejar, habíamos hecho el recorrido la mayor parte del tiempo solos, cruzándonos de vez en cuando con alguna pareja. De hecho, empezaba a extrañar a la niña de pulmones grandes.

Trekking Ein Akev, desierto de Neguev, Israel
Trekking Ein Akev

Trekking Ein Akev, desierto de Neguev, Israel

Continuamos el sendero con ayuda de las señales, esta vez, azules. El resto de la ruta seguía la pista de 4×4, los jeep que habían dejado a los domingueros en Ein Akiv y que luego desharían el camino hasta la entrada al parque. Los siguientes 2km los hicimos dentro del cañón, hasta dar con las marcas rojas que nos llevaron por el wadi Zin dirección el aparcamiento. De camino vimos varios jeep en nuestro mismo sentido y obviamente sobrepasándonos. En la parte trasera de uno de ellos, al aire libre y a contra marcha, iba la niña de pulmones grandes. No nos habíamos vuelto a ver hasta ahora. Sentada, tranquila y callada, he de confesar que me enterneció, y más aún cuando levantó la mano para saludarnos.

Trekking Ein Akev, desierto de Neguev, Israel
Pista de 4×4

Finalizamos la caminata a las 16h, una hora perfecta para continuar el viaje hasta Silent Arrow, nuestro próximo alojamiento. A la salida del parque recogimos a una chica que estaba haciendo autostop. Era de Alemania y vivía en el pueblo de Mitzpe Ramon, donde íbamos nosotros. Nos contó que había vivido allí durante ocho meses, estudiando en una escuela de baile, y que terminó su estancia en el bosque durante un tiempo, aunque desconozco a qué bosque se refería en las inmediaciones del desierto. Le dejamos en su casa y seguimos nuestro camino.

Silent Arrow está a las afueras del pueblo, en el desierto. La web oficial lo presenta como un lodge, lo que denota la desbordante imaginación de sus dueños, los cuales no contentos con ello elevan las habitaciones a la categoría de bungalows, quizás porque el nombre les gustaba. Nuestro alojamiento constaba de una cama doble y una individual, cubierto con una carpa que descansaba sobre un contrachapado de madera horadado con ventanas, todo ello sobre unos cimientos de piedra. Habíamos reservado aquí porque nos llamaron la atención las fotos en Internet, parecía un alojamiento acorde con el lugar: sin electricidad y alimentado con luz solar, la decoración… Y, si no hubiera sido por la imaginación que se le echa en la web y el precio, me habría gustado más.

Nos recibió Carlos, un argentino que llevaba un par de semanas trabajando aquí, aunque le faltó tiempo para añadir con pecho orgulloso que llevaba de periplo por el mundo más de dos años. Nos enseñó el bungalow, los baños y las zonas comunes. Había té y café gratis, algo habitual en los alojamientos del país. Cuando llegó a la cocina dejó caer que si nos sobraba algo de comida podíamos dejarla en la mesa para compartirla con el resto; dado que seguíamos haciendo uso de la crema de cacahuete, dejamos la mesa tal y como la encontramos: vacía.

Subimos a la cresta de una loma para ver el atardecer. De camino vimos un zorro, y me ilusioné de marcar un tanto en la fauna que se puede avistar en Neguev. Antes de quedarnos sin luz, bajamos y cogimos el coche para buscar un sitio en el pueblo donde cenar. Mi querido amigo Alberto quería una hamburguesa, una petición quizás más fácil de cumplir si no fuera porque Mitzpe Ramon parecía un pueblo recién evacuado a raíz de una catástrofe natural. Preguntamos a la recepcionista de un hostal y nos indicó un restaurante al lado del centro de visitantes del cráter. Su expresión me resultó curiosa, parecía sorprendida de que no lo supiéramos.

Red Fox, Neguev, Israel

Subimos en coche hasta el centro de visitantes, donde había cuatro coches aparcados y ni una luz. Mi querido amigo Alberto estaba a punto de recordar en alto a la recepcionista cuando en un lateral vimos un pequeño cartel luminoso: el restaurante.

Nos atendió un israelí en castellano, por lo visto en esta ocasión no se debía a una telenovela si no a su madre, latinoamericana. Sorprendentemente, Alberto obtuvo su soñada hamburguesa, mientras yo seguía esperando los deseos de los 34 últimos cumpleaños, aunque quizás por ser algo más ambiciosos. Uno de los camareros nos recomendó un bar y de nuevo vimos ese mismo brillo en los ojos que desprendió el empleado del local de comida rápida en Haifa, ese brillo que delata a quienes no pueden ocultar su amor por algo. Dado que sabía el nombre del bar en hebreo y no en inglés, nos lo escribió en un papel en ambos idiomas por si queríamos preguntar a alguien en la calle, por otro lado, esa calle abarrotada de gente. Se molestó en buscar el local en internet y enseñarnos cómo llegar con ayuda de Maps.me, así que no podíamos fallarle.

Dimos con el bar – hostal, el cual tenía un escenario para conciertos nada más entrar a la derecha. Nos atendió un chico joven que nos sirvió la cerveza local, y estuvimos hasta la hora del cierre. Cuando fuimos a pagar, le preguntamos si el cráter se podía visitar en un par de horas. No solo dijo que era posible, se ofreció a explicarnos una ruta porque él era guía local, es más al día siguiente tenía una entrevista de trabajo. Le vimos tan contento de poder dejar a un lado sus quehaceres como camarero y dejar paso al guía que llevaba dentro que no dudamos en dejarle hacer. Cogió un mapa (efectivamente, cualquiera tiene un mapa que sacarse por sorpresa en Israel) y nos sugirió una ruta, también circular, por el monte Saharonim, dentro del cráter de Mitzpe Ramon. Nos indicó cómo llegar al sitio con sumo detalle, y adornó la explicación con datos dispersos sobre fauna y flora, seguramente para practicar de cara a su entrevista.

Con la sensación de estar dando con gente encantadora, amable y servicial, volvimos a nuestro bungalow en el lodge Silent Arrow.

Diario ilustrado de Israel

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